En Después de la Deriva –aún con nuestras limitaciones y deslices- evitamos mirar para otro lado, poner el foco pequeño para no ver más lejos, apuntar a lo particular como una manera de esquivar las generalidades.
Esa pretensión a veces desmesurada tiene esta noche una comprobación concreta y palpable al vincular azarosamente pero de manera efectiva la experiencia del Movimiento Campesino de Córdoba con la situación que atraviesa Chiapas y que tiene en vilo al Ejército Zapatista de Liberación Nacional y a quienes adherimos a esa experiencia política brotada en 1994.
Entre los modos en que el campesinado cordobés asume en defensa de los territorios y de su propia existencia y la amenaza que pretende aniquilar la experiencia autonómica zapatista hay una ligazón evidente que tiene que ver con el proyecto extractivista continental.
Y conocer la buena experiencia del Movimiento Campesino en Córdoba y asomarnos a la amenaza que se cierne sobre territorio chiapaneco, forman parte de la excepción y la regla que rigen en la vasta región Latinoamericana donde el sistema solamente ve rédito, ganancia y reproducción de su lógica bestial.
Por eso a la vez que celebramos aprender de las vivencias de compas cordobesas y cordobeses y nos inquieta el relato del admirado Gustavo Esteva sobre las implicancias del avance del mal gobierno mexicano sobre el espacio zapatista, creemos que tenemos que hacernos preguntas urgentes.
¿Es posible convivir con la violencia latente del modelo capitalista y extractivo? ¿Cuánto tiempo más nos llevará encarnar que la lucha es una sola? ¿Estamos preparados para defender y asumir ese otro mundo que se levante y camine contra el saqueo? ¿Hasta cuándo nos dejaremos engañar por el discurso y las formas estatales que sólo siembran la mentira y el despojo? ¿Somos capaces de poner en acto esa vida para todos y todas que pululan en nuestras buenas intenciones?
Esta noche en La Tribu al darle voz a la agresión contra un zapatismo que esforzadamente forja su mundo indígena y campesino y saber sobre lo que se sostiene en el norte cordobés, queremos encender las alarmas, ratificar que no hay afuera ni zonas liberadas de la barbarie y esa certeza demanda, acciones e ideas que nos ubiquen del lado correcto, por difícil que ello resulte.
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